El 1 de noviembre de 1755, día de Todos los Santos, un terremoto asoló Lisboa. El Carmo, Trindade y prácticamente todo lo que es actualmente la Baixa Pombalina desaparecieron del mapa de la ciudad. Existen registros de que hubo por lo menos diez mil víctimas mortales aquel día que no consiguieron salvarse de los desprendimientos, del fuego y del agua del tsunami que después invadió Terreiro do Paço. Sin embargo, con algún que otro rasguño, hay algunos edificios que se mantuvieron en pie y se erigen hoy como ecos del pasado, testigos del desastre, que cuentan historias que pasan de generación en generación.
Breve historia de los sucesos del Terremoto de Lisboa de 1755
Sucesión de los hechos
El 1 de noviembre de 1755 acontece en la capital de Portugal el mayor terremoto registrado en Europa de todos los tiempos, la mayor catástrofe natural registrada en la península ibérica.
Como es costumbre en esa fecha, los lusitanos habían acudido a iglesias y templos para honrar a sus muertos. A las 10 menos 10 de la mañana, estando los templos abarrotados de gente, de repente ocurre la catástrofe. Los testimonios hablan de una vibración que duró entre 7 y 8 minutos, lo que en términos sísmicos es muchísimo. Por los daños que ocasionó ahora se estima que tuvo una magnitud de entre 8,5 y 9 grados en la escala de Richter. Fue tal la magnitud del terremoto que se producieron daños hasta en Barcelona.
Sin embargo, los problemas más graves vinieron después con el incendio. Se cree que las velas de las iglesias que se habían encendido por los Santos causaron un gran incendio por todo el centro de Lisboa. Y la cosa no se quedó ahí. Poco después, como consecuencia del movimiento sísmico se creó una ola gigantesca que arrasó toda la zona costera de Lisboa. El tsunami que arrasó Lisboa fue una marea rapidísima. Tuvo tres entradas de mar, tres mareas repetidas que pudieron alcanzar los 600 kilómetros por hora adentrándose hasta más de 1 kilómetro en la ciudad de Lisboa. Además, el incendio duró más de 6 días enteros terminando por destrozar al completo la ciudad.

Rossio y el castillo de San Jorge antes del terremoto
La tragedia
Los lisboetas buscaron espacios abiertos ante el terremoto y acudieron a Terreiro do Paço donde estaba el palacio Real. Sin embargo, fue en ese momento cuando aconteció el tsunami que arrasó todo el edificio y la plaza. La casualidad quiso que por suerte ese día no estuviera la familia real. De haber ocurrido lo contrario, historia de Portugal hubiera sido muy diferente.
Quedaron dos tercios de la ciudad absolutamente derruidos. Para la gente de Lisboa fue como el fin del mundo y posteriormente se creyó que el desastre había sido como una especie de castigo divino.
El Marqués de Pombal, el primer ministro de la época, rápidamente hizo recuento y contó aproximadamente unas 15000 bajas. Los cadáveres eran cargados en barcos y hundidos en la desembocadura del Tajo.
Consecuencias del terremoto
Por otra parte, en la historia de la sismología, hay un antes y un después del terremoto de Lisboa. Muchos ilustrados buscaron explicaciones científicas al hecho, lo que impulsó el estudio y asentamiento de bases de la ciencia. Antes de esto, se pensaba que un terremoto eran hundimientos de cuevas. Cuando se hizo un estudio, de hecho, el primer estudio científico que se realizaba en Europa, y se vio que había habido un movimiento de tierra en muchos lugares de la península, se empezaron a buscar explicaciones más razonables que dieron lugar posteriormente al desarrollo de algunas teorías que siguen estando vigente a día de hoy.
Una de las consecuencias más significativas del terremoto de Lisboa de 1755 fue el renacimiento de la Baixa. El marqués de Pombal desarrolló y llevó a cabo el proyecto de reconstrucción de la ciudad por el que el barrio de Baixa se convirtió en el ordenado barrio de calles cuadriculadas que hoy conocemos. Se crearon amplias avenidas comerciales con plazas, fuentes y el famoso arco del triunfo de Rua Augusta. Dando lugar a una ciudad con un plano urbanístico más organizado y menos caótico que permitiera una evacuación más rápida y efectiva en caso de acontecer otro desastre natural.
Edificios que sobrevivieron al terremoto
Convento do Carmo

Interior Convento do Carmo
El edificio más emblemático que sobrevivió al terremoto es por supuesto el Convento do Carmo. Se encuentra en pleno Rossio, núcleo del terremoto, y es un auténtico milagro que se mantuviera en pie. Este convento, principal iglesia gótica de la ciudad en ese momento, quedó demolido tras el terremoto que sufrió la ciudad en 1755 y lo que queda de él es un espacio absolutamente espectacular cuyas columnas y arcos están expuestos a los elementos del tiempo. Se conservó tal como quedó tras el terremoto para recordar a los lisboetas la gran tragedia del suceso.
Antiguamente fue un convento de la Ordem dos Carmelitas da Antiga Observância y hoy en día es sede de la Associação dos Arqueólogos Portugueses. Dentro, en el museo que hay en lo que fueron los nichos del convento, alberga también varias estanterías de libros antiguos, sarcófagos, azulejos del siglo XVI y hasta momias peruanas. Un sitio fascinante y lleno de historia que no se debe dejar de visitar.
Igreja de São Domingos

Interior Igreja de São Domingos
Sin duda, que esta increíble iglesia en Largo de São Domingos siga en pie tiene que ser un milagro. Tras el terremoto de 1755 y después de un incendio en 1959, esta iglesia mantiene contra todo pronóstico los cimientos que la sostienen, convirtiéndose en uno de los edificios sobrevivientes más especiales del centro de la ciudad.
Originalmente fue construida en el año 1241, sin embargo, la imagen que actualmente conocemos es producto de la reconstrucción que llevó a cabo Carlos Mardel en el siglo XVIII tras el seísmo. Esta iglesia destaca sobre todo cuando, tras una fachada de aparente simpleza entras en el edificio y te encuentras con una imagen imponente: paredes quemadas, una amplia nave, columnas talladas y etéreas esculturas, todo envuelto en tonos negros y oscuros, consecuencia de los numerosos incendios que han ocurrido dentro del edificio.
También alberga una gran estrella de David como recordatorio de la masacre antisemita que tuvo lugar dentro de las paredes de la iglesia en el año 1506. Está claro que se trata de un edificio con historia.
Castelo de São Jorge

Vista del castillo desde arriba
Como no, el emblemático castillo de Lisboa es otro de los edificios más relevantes de la historia del terremoto y otro de los símbolos de la ciudad. Situado en la colina más alta, esta fortaleza árabe del siglo XI se erige por encima de toda la ciudad. Aunque esta estratégica localización salvara en gran parte al castillo del azote del terremoto, este sí que causó estragos en el edificio y no fue hasta el siglo XX cuando se empezaron a llevar a cabo proyectos restaurativos en el castillo.
Sea como fuere, su principal atractivo hoy en día son las vistas, desde las cuales uno se puede imaginar ver venir a lo lejos la gigante ola que arrasó la ciudad en 1755.
Igreja de São Roque
De estilo manierista y barroco, la iglesia de San Roque, situada en pleno corazón de Chiado, es uno de los pocos edificios de Lisboa que sobrevivieron al terremoto de 1755 con casi sin ningún rasguño. Por ello, tanto la iglesia como la residencia auxiliar de la misma se cedieron a la Santa Casa da Misericórdia para sustituir a los edificios e iglesias de la Santa Casa que fueron destruídos en el sismo.
Su sencilla fachada engaña, ya que no deja traslucir el interior engalonado de oro, mármol y azulejos florentinos. Es así una de las iglesias más bellas de la ciudad, que fue construida a finales del siglo XVI en una colaboración de Afonso Álvares y Bartolomeu Álvares. Fue la primera iglesia en Portugal de la Compañía de Jesús y una de las primeras iglesias jesuitas en todo el mundo.
Destaca en el interior de la iglesia la Capela de São Joao Baptista, un increíble despliegue de alabastro y mármol de Carrara. En el museo, al que hay que pagar para entrar, se encuentra muestras de arte sacro y reliquias sagradas.
Aqueduto das Águas Livres
Otro de los símbolos más representativos de Lisboa, el acueducto das Águas Livres, es también uno de los edificios que salieron ilesos al terremoto. Encontramos este imponente acueducto en Campolide, y es Patrimonio Nacional de Portugal.

Aqueduto das Águas Livres
Fue construido durante el reinado del rey João V, en el siglo XVIII, y se trata de una importante obra de ingeniería barroca y neoclásica. El canal principal mide 19 kilómetros. La parte más conocida y que sirve de imagen para muchas postales de Lisboa, son los 35 arcos que hay sobre el valle. A día de hoy hay visitas guiadas que recorren el camino público que hay sobre el acueducto y te cuentan curiosidades como los crímenes que allí tuvieron lugar por Diogo Alves o los amoríos reales que ocurrieron en Mãe d’Agua das Amoreiras, una especie de castillo situado en un extremo del acueducto.
Casa-Museu Amália Rodrigues
La casa de la famosa fadista sobrevivió también el seísmo. Se podría decir que su casa sobrevive como su fado. La casualidad y las circunstancias han erigido el terremoto y el fado como símbolos de Lisboa y Portugal.
Se dice que todo lo que se encuentra en el número 193 de la Calle de São Bento, sede actual de la Fundação Amália Rodrigues, está exactamente igual que cómo lo dejó la ilustre Amália Rodrigues. La cantante de las cantantes vivió medio siglo en esta casa amarilla donde las tardes se llenaban de fado.
Actualmente hay visitas guiadas que duran aproximadamente 20 minutos y llevan al visitante a través de bustos, mandolinas, pinturas de Maluda y muchas otras reliquias. El edificio data de 1693, casi tan inmortal como la mismísima Amália.
Casa dos Bicos
No tan conocido como los edificios anteriores, pero otro superviviente al fin y al cabo es la Casa dos Bicos, de nuevo en el barrio de Alfama. Este edificio del siglo XVI fue bautizado en un principio como Casa dos Diamantes. Destaca su fachada, de la que toma nombre, revestida de piedras talladas en forma de punta de diamante. Es un ejemplo único de la arquitectura civil residencial lisboeta.
Tras el sismo, este edificio no sobrevivió entero pero sobrevivió más o menos más de la mitad. El terremoto destruyó los dos pisos superiores que colapsaron y no fue hasta los años 80 cuando se diseñó un plan de recuperación de la Casa dos Bicos. Fue un proyecto de Santa Rita, que adaptó el espacio a las funciones actuales del museo y añadió los dos pisos que faltaban con materiales antiguos de Lisboa.
Actualmente y desde 2012, la Casa dos Bicos es la sede de la Fundaçao José Saramago. Aquí se encuentra la exposición permanente sobre la vida de este simbólico personaje de Portugal. Un espacio público en donde además tienen lugar exposiciones, recitales, conferencias, cursos y seminarios. Además, funciona también de sede del Núcleo Arqueológico da Casa dos Bicos que cuenta con vestigios arqueológicos desde la época romana.